El dĦa de la revelaci˘n. 1Ĥ Parte. by Beegboy Missy hace un increĦble descubrimiento que cambia su relaci˘n con su hermano mayor y los chicos en general. Ella y sus amigas comienzan a explorar y experimentar con sus reci‚n descubiertas capacidades. Missy mir˘ hacia el techo con una contenida y simp tica sonrisa en su cara. Aquella cama en la que estaba tendida le encantaba, ­era tan grande y confortable! Era casi una cama de matrimonio, llena de plumas en la almohada, mucho mejor que su cama de ni¤a peque¤a. La cama de Missy era como una versi˘n en peque¤o de esa cama, m s parecida a una madriguera que a una c˘moda cama de gente mayor, no como la cama en la que estaba tumbada, la de su hermano Eric. A Eric se lo concedĦan todo porque era el mayor de la familia, con 21 a¤os y asistĦa al £ltimo a¤o de Instituto d˘nde adem s era el capit n del equipo de f£tbol. Cierto que Missy s˘lo tenĦa 10 a¤os, pero no era justo. Missy y su hermana Mary Ann, de trece a¤os, tenĦan que luchar por el segundo y tercer puesto. Pero ahora Missy estaba disfrutando mucho de la cama como para sentirse molesta. Estaba segura de que Eric no iba a quejarse por lo que habĦa pasado. Mir˘ a su hermano mayor y se dijo que no, que no lo iba a hacer. Eric no iba a quejarse, estaba gastando todas sus energĦas en liberarse, ‚l podĦa gritar pidiendo ayuda, pero iba a resultar demasiado embarazoso que sus padres le encontrasen de esta manera. La mente y el cuerpo del chico se rebelaban ante esta situaci˘n, ¨c˘mo podĦa haber sucedido esto?. Eric habĦa vuelto de la escuela y se habĦa sentado en la cama para cambiar sus zapatos por los patines cuando oy˘ un peque¤o grito detr s de ‚l. Se gir˘ y descubri˘ a su hermana peque¤a Missy que estaba tumbada en su cama. No la habĦa visto porque su peque¤o cuerpo quedaba oculto por la c˘moda y la colcha. Eric era un Adonis de metro ochenta y tantos, bien desarrollado y musculado, con pelo rubio y ojos azules y m s que un poco presumido de sus capacidades fĦsicas y apariencias. Mir˘ a su hermana, de apenas un metro sesenta y poco m s de cincuenta kilos, ojos verdes y un largo y marr˘n pelo que le caĦa suelto por la espalda. A£n parecĦa mucho m s ni¤a de lo que en realidad era. La cara de Eric se volvi˘ soja cuando se di˘ cuenta de que otra vez estaba en su cuarto. - ­Fuera de mi cama­- Dijo, muy enfadado.-­Y sal de mi cuarto!.-Aquella era otra de las cosas que molestaban m s a Missy, que Eric tuviese su propio cuarto, mientras ella y Mary Ann tenĦan que compartir uno. - ­Bueno, no es para tanto!- Replic˘ Missy.- Solamente estaba echando una siesta. -­Muy bien, enana­ ­Vamos a ver lo que dice mam  de esto­- Respondi˘ Eric con una sonrisa maliciosa. Missy sinti˘ temor. Su madre habĦa prohibido estrictamente a Mary Ann y ella entrar en el cuarto de Eric. Sinti˘ miedo de que podĦa ser castigada. Mientras Eric se levantaba, ella instintivamente reaccion˘ y agarr˘ con sus piernas su ancha y musculosa cintura. Eric fu‚ cogido por sorpresa y cay˘ en la cama en la misma posici˘n. Puso sus manos en los peque¤os muslos de Missy e intent˘ separarlos, intent˘, porque para su sorpresa, ­no podĦa liberar su cintura! Missy tambi‚n estaba sorprendida, a pesar de la enorme fuerza que su hermano estaba aplicando a sus piernas, ella podĦa hacer la suficiente para superarla. Los bĦceps de Eric aumentaban de tama¤o sorprendentemente, pero ella podĦa superarlos con sus j˘venes piernas con facilidad. Eric, finalmente, se rindi˘ y decidi˘ levantarse llev ndose consigo a su hermana, y comenz˘ a moverse de la cama. Aprovech ndose de su intento, Missy alcanz˘ la cabecera de la cama con ambas manos y tir˘ con fuerza, lanzando a su hermano de nuevo a la cama. l podĦa llevarla a cuestas f cilmente, pero no si estaba agarrada al cabecero con aquella extraordinaria fuerza, por lo que intent˘ que se soltara con poderosos saltos y movimientos. Pero no habĦa manera. A pesar de sus esfuerzos, que le estaban cansando, no habĦa forma de soltarla. Sus piernas habĦan demostrado ser sorprendentemente fuertes, pero sus brazos por lo visto tambi‚n lo eran. Sus esfuerzos por liberarse habĦan sido totalmente en vano. Missy tambi‚n estaba sorprendida de lo que sucedĦa. Pero, al rev‚s que su hermano, estaba encantada. No llegaba ni al pecho de su hermano, y pesaba casi cuarenta kilos menos, pero, por el momento, le tenĦa totalmente bajo su control. ­Pero la mayor sorpresa era que podĦa hacerlo con s˘lo una peque¤a porci˘n de su fuerza­ Eric agarr˘ los antebrazos de Missy y tir˘ con un tremendo esfuerzo. No sucedi˘ nada. Volvi˘ a intentarlo varias veces, pero sin el menor efecto, no habĦa manera de liberarla de su agarre a la cabecera de la cama. Lentamente, su mente fu‚ comprendiendo una verdad que se le hacĦa completamente increĦble.­Los brazos de su hermana peque¤a eran m s fuertes que los suyos! ­No! ­Aquello era imposible! Tiene que haber otra explicaci˘n, debe de estar agarr ndose a algo que no veĦa, no podĦa girar del todo su cuerpo, asĦ que no sabĦa si estaba sujet ndose con algo m s a la cama. Ella lo sujetaba con sus piernas con extraordinaria fuerza como para girar. Finalmente, Eric relaj˘ sus cansados brazos y pens˘ en otra manera de escapar de este embarazoso abrazo. Sus padres estaban en casa, pero llamarles para que le ayudaran era un poco humillante. l no podĦa reconocer ser superado por una ni¤a de diez a¤os delante de testigos. Mirando en el cuarto, Eric vi˘ su stick de hockey. Si lo podĦa coger, podrĦa emplearlo como una palanca para liberarse de las piernas de Missy. El salt˘ hacia delante, intentando alcanzar el stick. Missy observ˘ lo que hacĦa, comprendiendo inmediatamente lo que querĦa hacer. Lo que hizo entonces fu‚ puro instinto de luchadora. Tir˘ hacia atr s de sus piernas, provocando que su hermano fallara al intentar coger el stick, que apenas lleg˘ a tocar, tir ndolo al suelo. Al instante, Missy agarr˘ con sus manos los antebrazos de Eric, sorprendi‚ndose de que aquellos enormes bĦceps no ofrecieran mayor resistencia. Eric volvi˘ a intentar levantarse, pero Missy comenz˘ a forzar sus brazos hacia atr s, poco a poco, lentamente, pero se veĦa claro que los brazos de Eric no podĦan con los de su hermana. A pesar de que empleaba toda su fierza, poco a poco la chica fu‚ cerrando sus brazos por detr s, hasta que se cruzaron y quedaron totalmente inmovilizados. El chico de 21 a¤os habĦa quedado totalmente reducido por la ni¤a de 10, usando sus piernas para inmovilizar su cintura, y sus brazos para detener los del chico. Eric cerr˘ los ojos, tratando de emplear toda su fuerza para liberarse, pero no pudo hacerlo. Missy s˘lo tuvo que emplear un poco m s de fuerza para seguir inmovilizando al enorme chicarr˘n. Missy tir˘ a un lado de la cama a su hermano, manteniendo su inmovilizaci˘n y mirando hacia el techo. ­Esta experiencia habĦa sido tan entretenida y educativa! La ni¤a sonreĦa. Ella siempre habĦa creido que su hermano era tan superior de lejos que nunca se habĦa imaginado que podĦa superar su fuerza f cilmente. ¨Era esto algo raro, o era lo normal? ¨Ella era asĦ de fuerte o las chicas eran todas asĦ? ¨Acaso Eric es un debilucho? Pensaba la ni¤a. Decididamente, habĦa que investigar. Ella continu˘ pensando sobre el tema, y poco a poco se sinti˘ con sue¤o y sse qued˘ dormida. ­Pero manteniendo el cerco a su hermano­ Incluso dormida, la chica por instinto mantenĦa inmovilizado a su hermano mayor con facilidad, asĦ que todos sus intentos por liberarse eran totalmente in£tiles. Lo siguiente que oy˘ Missy fueron ruidos de voces. -¨Qu‚ sucede aquĦ? - Oy˘ junto con unas risas. Missy abri˘ los ojos y vi˘ a su hermana Mary Ann y a una amiga suya, Darlene. Su hermana habĦa preguntado, y su amiga era la que se reĦa. Eric estaba rojo, no sabĦa si por el esfuerzo o por la situaci˘n. Mir˘ el reloj y comprendi˘ que habĦa dormido durante dos horas, ­manteniendo a su hermano mayor inmovilizado durante todo ese tiempo! Mary Ann y Darlene habĦan vuelto de dar un paseo y habĦan entrado en el cuarto atraĦdos por los esfuerzos de liberarse de Eric. Ambas chicas estaban totalmente sorprendidas de lo que veĦan, adem s de bastante divertidas. Missy les cont˘ lo que habĦa sucedido, mientras Eric contin£aba intentando liberarse. La cara de Mary Ann era divertida mientras Darlene se reĦa constantemente de manera hist‚rica. - ­Chsss!.­No tan alto, no quiero atraer a pap  o mam ! - Les dijo la ni¤a. -Lo siento. - Dijo Darlene. - Pero es que parece tan ridĦculo, ‚l tan grande pero tan impotente frente a tĦ. -¨Ahora le tienes.? - Dijo Mary Ann. - Quiero decir.¨le tienes inmovilizado? -Echa una ojeada.- Replic˘ Missy.- Observa lo que intenta. Mary Ann vi˘ totalmente sorprendida como su hermano usaba toda su fuerza para liberarse de su hermana peque¤a, pero era totalmente incapaz de hacerlo. -Dios mĦo, Missy, ¨C˘mo eres tan fuerte? -La verdad es que no estoy seguro de que lo sea. Es una buena cuesti˘n. Yo nunca habĦa probado mi fuerza contra nadie, mucho menos Eric. O yo soy muy fuerte, o ‚l es muy d‚bil. o tal vez esta sea la media de chicas y chicos. -¨La media? - Dijo Mary Ann. - Tu no hablas en serio, solamente somos chicas. -¨Y qu‚? - Replic˘ Missy. -¨Lo has intentado alguna vez?.Realmente intentado. Hace tres horas yo creĦa que Eric era 100 veces m s fuerte que yo,. y mĦranos ahora. Ambas chicas miraron a Eric, entonces su hermana liber˘ los brazos del chico y usando la fuerza de sus piernas lo lanz˘ fuera de la cama. l no par˘ hasta darse contra la pared, despu‚s de lo cual se levant˘ visiblemente mareado y abandon˘ el cuarto sin mirar atr s hacia las chicas. -­Lo has soltado­-Dijo Mary Ann. - Ahora se lo dir  a pap  y a mam . -¨Decirles qu‚? - Respondi˘ Missy.- ¨Qu‚ las £ltimas tres horas las ha pasado derrotado y aplastado por su hermana de diez a¤os? Se realista, Mary Ann, el est  demasiado humillado para hacerlo. -Tiene raz˘n, Mary Ann. - Admiti˘ Darlene. - El no contar  nada a nadie. -Tal vez teng is raz˘n.- Dijo Mary Ann.- Pero y lo otro. ¨T£ crees que Darlene y yo podemos ser tan fuertes como t£? ¨Qui‚n sabe? - Respondi˘ Missy. - Como digo yo, esto podrĦa ser la norma. Para saberlo debemos salir fuera e investigar. ­Vamos por ahĦ e intent‚moslo! El dĦa de la revelaci˘n. 2Ĥ parte. NUEVOS HORIZONTES: Mary Ann. ¨Son Missy, Mary Ann y Darlene m s fuertes que los chicos? Despu‚s que la peque¤a Missy descubriese que es m s fuerte que su hermano mayor, ella, su hermana Mary Ann y su amiga Darlene deciden experimentar nuevas situaciones para determinar si ellas son actualmente m s fuertes que los chicos. Las tres j˘venes chicas decidieron salir fuera y probar sus nuevas capacidades contra chicos en cualquier situaci˘n que encontraran conveniente. Ellas anduvieron fuera de la casa (Ignorando a Eric, que estaba tirado en el porche) y fueron en tres direcciones diferentes buscando situaciones que m s tarde poder comprobar y sacar soluciones. Mary Ann pase˘ por el vecindario hasta que vi˘ dos chicos que ella conocĦa en su patio trasero. Eran Steven y su hermano Jerry, de 17 y 15 a¤os respectivamnte. Ellos estaban limpiando el patio y la entrada con la ayuda de su hermana peque¤a, M˘nica. Los dos chicos estaban llevando un contenedor de basura lleno fuera del patio a d˘nde se depositaban los cubos, o m s bien lo estaban intentando, porque a pesar de su atl‚tica apariencia, apenas podĦan llevarlo medio metro o un metro sin apoyarlo una y otra vez en el suelo para descansar. Mary Ann se sorprendi˘, divertida, de que s˘lo pudiesen levantar medio metro el cubo sobre el suelo. -¨Cu l es el problema, chicos? - Pregunt˘ Mary Ann mientras se aproximaba. - ¨Es demasiado pesado para vosotros? Steve la mir˘ y replic˘: -Demasiada basura, supongo. Pero creo que podremos. ¨o tal vez crees que puedes hacerlo mejor?. - A¤adi˘ con amigable sarcasmo. Sin responder, Mary Ann salt˘ la valla se acerc˘ y agarr˘ las asas del contenedor, pensando para ella misma: "Ahora o nunca". Los dos chicos sonrieron cuando vieron que la chica iba a intentarlo. Steven medĦa 1'67 metros, pesando m s de 75 kilos, Jerry estaba en 1'61 y psaba sobre los 70. Aunque no eran muy musculosos, los dos eran buenos deportistas y estaban en buena forma. La trecea¤era medĦa poco m s de 1'55, pesando unicamente unos 45 kilos. -­Mira esto! - Dijo Jerrry, riendose. - No va a ayudarnos, va a llevarlo ella s˘lo hasta fuera y. Jerry se call˘ cuando vi˘, junto a su hermano, con asombro, que levant˘ el contenedor un metro por encima del suelo, y los sostuvo mucho m s tiempo del que ‚l y su hermano podĦan mantenerlo m s abajo. Steven mir˘ por debajo, pensando que el cubo se habĦa roto y la basura se habĦa caĦdo, pero no era asĦ. Mary Ann se sentĦa jubilosa, habĦa sido f cil levantar el contenedor, ­podrĦa haber levantado otro igual sin problemas! De hecho, retir˘ una de las manos, sosteniendo £nicamente con una el contenedor, subi‚ndolo a£n m s en el aire. Sonriendo, flexion˘ la mano libre, demostrando un bĦceps peque¤o, femenino, pero fuerte y s˘lido. -­Tiene que ser un truco! - Grit˘ Steven.- Ninguna chica puede hacer esto. -­SĦ, nos est  tomando el pelo! - Coincidi˘ Jerry. - ­Deja de molestar, estamos perdiendo nuestro tiempo y tenemos un trabajo que hacer! -­Muy bien!- Respondi˘ Mary Ann. - Entonces coged este cubo. Los dos chicos agarraron con fuerza las asas del contenedor, pero cuando Mary Ann solt˘ el mismo, ‚ste cay˘ al suelo irremediablemente, incapaz de resistir la fuerza de la gravedad. Despu‚s de sus mejores esfuerzos, comprendieron que eran incapaces de moverlo. Y todo porque Mary Ann habĦa depositado el cubo dentro de un peque¤o agujero que se usaba como barbacoa, de medio metro de profundidad. Como los chicos eran incapaces de levantar m s all  de esa altura el cubo, no podĦan sacarlo de aquel agujero, de ninguna manera. -­Maldita sea! ¨Qu‚ hacemos ahora, Steven? - Pregunt˘ Jerry. -No s‚. - Respondi˘ el hermano. - Quiz  podamos usar algo como palanca. -O tal vez. - Replic˘ Mary Ann. - Pod is usar vuestra fabulosa fuerza de hombre para moverlo, ¨no cre‚is?.- Mary Ann no se lo podĦa imaginar, se estaba riendo de aquellos dos chicos. Dos machotes que juntos tenĦan menos fuerza que uno s˘lo de sus brazos de chica de trece a¤os. ­Era fant stico! Para demostrarselo, cogi˘ el contenedor de nuevo con una mano, levant ndolo con facilidad con un s˘lo brazo. Luego puso una mano sobre su cabeza, levant˘ un pi‚ como una bailarina y di˘ varias piruetas sobre si misma mientras se reĦa. Despu‚s dej˘ el contenedor en el mismo hoyo. Cuando lo hizo, observ˘ a la hermana peque¤a, que venĦa desde la entrada de la casa. -¨Veis chicos? ­Es f cil! - Dijo Mary Ann. - Pero si es demasiado para vosotros, tal vez M˘nica pueda levantar el cubo. ­Ven M˘nica! La peque¤a se acerc˘ cuando su nombre fu‚ pronunciado. TenĦa un pelo marr˘n claro, con trenzas, y unos ojos grises muy bonitos, apenas medĦa 1'30 y no pasarĦa de 35 kilos. Era una versi˘n en peque¤o de Missy. -­Hola, Mary Ann­ -Dijo la peque¤a Monica. -­Hola­ -Replic˘ Mary Ann. - Mira, este cubo es demasiado pesado para tus dos hermanos mayores, asĦ que he pensado si lo quieres llevar tu fuera. - ¨Est s loca? - Dijo la ni¤a, mirando al enorme cubo, igual de grande que ella. - Yo no puedo levantar algo tan grande y pesado. -Por favor, int‚ntalo. - Rog˘ Mary Ann. Steve y Jerry permanecieron callados, demasiado sorprendidos para decir algo. No creĦan que su hermana fuera capaz de hacer nada de lo que la otra ni¤a decĦa. M˘nica se acerc˘, agarr˘ el cubo, abraz ndolo, ya que las asas eran demasiado altas como para que le resultara c˘modo agarrarlas por ellas. ­Y f cilmente levant˘ el cubo fuera del agujero con mĦnimo esfuerzo! Los ojos de la ni¤a brillaron de sorpresa y felicidad. -­Miradme! - Dijo la ni¤a. - ­Miradme­ ­Soy fuerte­ -Cierto que lo eres. - Replic˘ Mary Ann. - Y lo que es m s importante, eres m s fuerte que tus pobres hermanos mayores. Ciertamente, Monica necesitaba ambas manos para levantar el cubo. Pero lo hacĦa m s alto y con m s facilidad que sus hermanos mayores. ­Aquella ni¤a no podĦa ser tan fuerte, no podĦa tener tanta fuerza! No podĦan creer que su hermana de ocho a¤os podĦa tener m s fuerza que ellos dos juntos. De nuevo intentaron, como antes con Mary Ann, agarrar el cubo, pero cuando la peque¤a Monica lo solt˘, se cay˘ de nuevo al suelo y fueron incapaces de moverlo a pesar de sus grandes esfuerzos. - ­Pobrecillos!- Se ri˘ Mary Ann. - MĦralos, tienen menos fuerza juntos que una s˘la ni¤a de ocho a¤os. -­NO PUEDE SER! - Dijo Steve. -­Tiene que ser un truco, t£ y Monica deb‚is estar compinchadas de alg£n modo y nos est is engan¤ando - El chico estaba casi hist‚rico, gritando. -Es cierto - Afirm˘ Jerry. - Los dos somos m s fuertes que cualquier est£pida chica, especialmente dos como vosotras. -Muy bien. - Dijo Mary Ann. - Dejadme entonces ense¤aron otros truco. Cerca habĦa una mesa de picnic, se sent˘ en ella y mir˘ a los dos chicos. Ciertamente eran mucho m s grandes y musculosos pero no habĦan demostrado ser m s fuertes. - ¨Qu‚ tal si echamos un pulso?- Dijo la chica. -­D‚jame a mĦ! - Dijo Jerry. -Quiero chulearme un poco con ella. -­No, lo har‚ yo.! Soy mayor y gano a todos los chicos del instituto. - Replic˘ su hermano mayor. -No ten‚is por qu‚ discutir. Tengo dos manos, asĦ que puedo luchar contra los dos a la vez, asĦ no esperar‚is. Los dos chicos se miraron. ­Aquella ni¤a decĦa que podĦa ganarles a los dos a la vez! Ellos se sentaron en la mesa, dispuestos a demostrarle quien eran. Respiraron profundamente y se les vi˘ una determinaci˘n enorme en sus rostros. QuerĦan derrotar a aquella presumida. -¨Seguro que no quer‚is usar ambas manos a la vez? - ­C llate y empieza, idiota! - Replic˘ Steven. -Monica, ¨Puedes contar hasta tres? - Pregunt˘ Mary Ann. -­Claro! - La peque¤a chica sonri˘.- Uno, dos y. Pero M˘nica no tuvo que acabar su cuenta. Los chicos quisieron pillar por sorpresa a la chica, ­y lo hicieron! Aplicaron fuerza antes de acabar la cuenta, haciendo trampas. ­Pero no obtuvieron ning£n premio! Una cosa es pillarla por sorpresa y otra mover sus brazos. Apenas lo hicieron unos centĦmetros cuando ella recuper˘ totalmente el terreno. Divertida observaba que los chicos estaban rojos, usando toda su fuerza in£tilmente contra aquella chica, aparentemente mucho m s peque¤a, pero aparentemente mucho m s fuerte, que les miraba desde el otro lado de la mesa. Los chicos comenzaron a sentir p nico ante aquella situaci˘n. La ni¤a no estaba realizando ning£n tipo de truco, estaba pura y simplemente super ndo la fuerza de ambos muchachos con la suya propia. Sus m£sculos resultaban bien definidos y desarrollados, pero normales para una chica activa a la que le gustase el deporte, nada comparados con los grandes y desarrollados bĦceps de los dos muchachos. -M˘nica, ¨Has visto alguna vez un TeePee? - Pregunt˘ Mary Ann. -No, nunca. - Respondi˘ la ni¤a. -Es como un tri ngulo grande, algo asĦ. - Dijo la chica, mientras comenzaba a vencer la resistencia de los chicos y sus brazos se acercaban al punto de la victoria, como si no opusieran ninguna resistencia aquellos chicos frente a ella. Los muchachos se esforzaban al ciento por ciento, cerrando los ojos y tensando sus bĦceps, pero era como si intentaran robar una barra de acero. -Lo siento chicos, me aburro. - Finalmente dijo Mary Ann, y con poco esfuerzo, sin inmutarse, puso las manos de los chicos contra la mesa simult neamente. Mantuvo la presa de las manos de los chicos, impidiendo que ellos escaparan de la embarazosa situaci˘n.- Creo que voy a ense¤ar este "truco" a M˘nica, tambi‚n. ­M˘nica, ven aquĦ! M˘nica se sent˘ junto a la ni¤a m s mayor, agarr˘ las manos de los chicos con cada una de las suyas, y sujet˘ firmemente en la posici˘n inicial de un pulso de brazos las manos de ellos. Mary Ann solt˘ las manos y contempl˘ asombrada que los chicos, uno de 17 y otro de 15 a¤os eran incapaces de mover las manos de una ni¤a de 8 a¤os. Los chicos, determinados a no ser humillados una vez m s, pusieron las manos libres sobre cada una de las de Monica. ­Luchando dos manos de ellos contra una de la ni¤a! Pero era claro que los superaba en cualquier test de fuerza. Mary Ann se ri˘ y aplaudi˘ cuando vi˘ que el uso de ambas manos no tenĦa efecto en Monica, la ni¤a r pidamente dobleg˘ la resistencia de los chicos. Despu‚s de hacerlo flesion˘ ambos bĦceps, para que ellos vieran los m£sculos que tan f cilmente les habĦan superado. Los chicos agacharon la cabeza y se levantaron para irse. -¨D˘nde vais, debiluchos? ¨Os hab‚is cansado de jugar con Monica y conmigo? - Pregunt˘ Mary Ann, mientras agarraba a cada chico por los hombros ­y les obligaba a sentarse de nuevo­ Los chicos agarraron con ambas manos cada brazo de Mary Ann, pero los esfuerzos por liberarse fueron totalmente in£tiles, la fuerza combinada de los dos chicos no era nada para Mary Ann, que los oblig˘ a sentarse de espaldas a su hermana peque¤a Monica. Monica agarr˘ a cada chico por el cuello, los chicos reaccionaron instintivamente agarrando los brazos de la ni¤a con fuerza, pero no causaron el menor efecto. La ni¤a contempl˘ divertida como una peque¤a fracci˘n de su fuerza era muy superior a la m xima que podĦan desarrollar sus hermanos mayores. Les oblig˘ a agachar la cabeza, inmovilizandoles en esa posici˘n con facilidad, hasta que ella se aburriese y decidiera liberarlos. Mientras Mary Ann se despedĦa, la ni¤a continuaba humillando a los dos muchachotes, Jerry ya no se resistĦa, pero Steven continuaba intent ndolo, pero sin ning£n resultado aparente. Mary Ann estaba encantada, no podĦa esperar a cambiar experiencias y contarse historias con sus amigas. Es evidente que el descubrimiento de Missy no era una casualidad y que habĦan probado y descubierto una nueva y alucinante experiencia. Continuar ..