La victoria de Victoria. I Por Mallas de Lycra Mallasdelycra@hotmail.com Esta es la historia de Victoria, una supermujer humillada por los hombres durante su infancia que solo tiene una misión, la supremacía de las mujeres exterminando a los hombres de la faz de la tierra. Victoria era una Diosa, una enorme mujer de casi 1.90 metros de altura, y desde que casi tenia uso de raz�n Victoria hab�a estado entrenando en los diferentes gimnasios por donde se fue trasladando junto con su familia. Su padre, militar de profesi�n, era un hombre duro, que siempre quiso que su descendencia fuera masculina, pero ... . la �nica descendencia que tuvo fue ella, Victoria, y eso marco toda su ni�ez. Su padre, un machista incorregible se mofaba de ella, la insultaba y la obviaba, y Victoria encontr� refugio en los gimnasios de los diferentes cuarteles donde su padre estaba destinado. Creci� poco a poco, y a medida que los a�os iban pasando su cuerpo se iba torneando, definiendo y creciendo tanto en musculatura como en altura, hasta que cumplidos los 18 pudo hacer lo que tanto hab�a querido hacer, humillar a su padre como este la hab�a humillado a ella. As� que un d�a, al volver del gimnasio vio que el estaba sentado, como siempre, en el sof�, bebiendo una copa de wishky y comiendo esas malditas chucherias que tanto le molestaban a ella, y sin pensarlo dos veces se dirigi� hacia donde el estaba sentado, se puso entre el televisor y su padre y sin mediar palabra tom� el mando a distancia y apag� el televisor, luego cogi� la bolsa de chucherias y la lanzo a la otra punta del sal�n. "Pero �qu� haces mala puta? �es que te has vuelto loca?" - grito su padre. Victoria no dijo nada, simplemente lo miro a los ojos y comenz� a sentir que la furia de tantos a�os reprimida flu�a por todas las venas de su cuerpo, que sus m�sculos se iban tensando poco a poco, que su ansia de venganza estaba cegando sus ojos. "Te he hecho una pregunta, ���resp�ndeme cuanto te pregunto!!!!! �qui�n co�o te has cre�do que eres?, te voy a dar una paliza para que aprendas de una vez qui�n es el que manda aqu� "- grito su padre mientras se levantaba del sof� y se dirig�a a ella con el pu�o cerrado y el brazo tensionado para sacudir un golpe en la cara de Victoria. Su padre no lleg� a ver como el pu�o de hierro de Victoria se estrellaba contra su cara, como aquel brazo de hierro con m�sculos poderosos golpeaba con toda la violencia el cuerpo de aquel hombre que salido despedido dos metros volando por el aire. "Vas a pagar por todos estos a�os de sufrimiento que me has causado, voy a dejarte hecho un mequetrefe, y voy a convertirte en lo que tanto odias, en un maric�n sin huevos"- le dijo, casi susurrando Victoria a su padre que estaba tendido en el suelo. Se dirigi� hacia el, lentamente, muy lentamente, con los pu�os cerrados, los m�sculos tensionados y un calor que desconoc�a en la zona de su sexo. A Victoria le estaba excitando el dominio que empezaba a ejercer con su cuerpo sobre un hombre, en especial sobre este hombre, un machista que consideraba a las mujeres como seres inferiores. Cuando lleg� a la altura donde estaba el tumbado, intentando levantarse, ella se agach� y con una sonrisa en los labios, le agarro de la pechera, le levanto en el aire y le puso frente a su cara. Pod�a observar el miedo en sus ojos, el miedo de verse sometido, y sobre todo la estupefacci�n de que aquella peque�a ni�a se hubiera convertido en una gran diosa musculosa que le tenia a su meced. Sin mediar palabra una poderosa mano agarro sus test�culos con la fuerza de una prensa mec�nica. "AAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH, NOOOOOOOOOOOOOOOOOO"- grito su padre, mientras quedaba suspendido en el aire solamente por sus huevos. El dolor era indescriptible, sent�a como se estaban aplastando, como se iban comprimiendo m�s y mas sin poder hacer nada. �te gusta esto? Pues no he hecho m�s que empezar- dijo Victoria. "NOOOOOOOOOOOOOOOOOO, LOS HUEVOS NO POR FAVOR"- grito desconsolado su padre mientras las lagrimas corr�an por sus mejillas. "Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"- contesto Victoria, mientras lo sujetaba mas y mas fuerte. Ahora estaba sintiendo algo que nunca hab�a sentido, el poder de una mujer sobre un hombre, y eso la estaba excitando tanto que pronto su sexo comenz� a mojarse como nunca lo hab�a hecho. Solt� su presa, y su padre cayo al suelo, retorci�ndose de dolor, con las manos en la entrepierna agarrando sus destrozados huevos que hab�an adquirido una tonalidad azulada. En ese momento Victoria comenz� a dale patadas, primero en las costillas, y con cada patada de sus tremendas piernas de acero, pod�a o�r como cruj�an las costillas de su padre al romperse. Cuando sus costillas no eran m�s que un amasijo de huesos rotos, y casi no pod�a respirar sigui� golpeando con sus piernas la zona de sus nalgas, apuntando especialmente al centro, al punto donde sab�a que se encontraba el culo de su padre. Los golpes fueron mellando la piel y la carne, mientras que gemidos de dolor, cada vez mas d�biles intentaban salir de la boca de aquel hombre. Ella se sent�a poderosa, grande, indestructible. Estaba venciendo al hombre que la hab�a torturado, y se hizo la promesa as� misma que a partir de ese momento todos los hombres que se cruzaran en su camino serian utilizados para su satisfacci�n sexual y luego destruidos como cucarachas. Con la ultima patada en las nalgas se oy� el crujir de la cadera, aquello era casi el final, su pie se introdujo tanto en el ano que quedo clavado mientras una expresi�n de asombro, estupefacci�n y dolor se reflejo en el rostro de su padre. -"y ahora, que ya has probado las bondades del sexo anal, creo que ya no necesitar�s lo que tienes entre las piernas"- le dijo Victoria a su padre mientras se agachaba, agarraba los huevos y la polla de su padre y los apretaba con todas las fuerzas de sus poderosos brazos. Lo siguiente fue r�pido, de un potente tir�n secciono los huevos dentro del escroto, y de otro potente tir�n desgarro el escroto sacando los huevos fuera de su ubicaci�n. Su padre gimi� en el suelo, casi no tenia aire en los pulmones y las fuerzas le hab�an abandonado, no pudo resistirse a ser castrado por Victoria, su �nica esperanza, la �nica que le quedaba era poder seguir con vida, pero ... ... . eso tampoco iba a poder ser, tenia que pagar, y lo iba a pagar de la forma mas dura. Cuando los huevos quedaron desparramados en el suelo, Victoria agarro el pene de su padre, y lo apret� con tanta fuerza, que consigui� que la sangre quedase dentro de el y se pusiese duro, y eso es lo que ella esperaba, una erecci�n sin test�culos. Cuando sinti� que el pene tenia la suficiente dureza, cerro la mano aun mas fuerte, clavo las u�as y con un violento moviendo adelante y atr�s arranco el pene de aquel hombre. Lo hab�a emasculinizado por completo, ahora ya no era m�s que un mont�n de carne sanguinolenta que luchaba por seguir aun con vida. La hemorragia era incre�ble, la zona donde antes hab�an estado los huevos y el pene, sangraba profusamente, y ella con sus trofeos en la mano no tuvo m�s que esperar a que la �ltima gota abandonase el cuerpo de aquel maldito hombre. Aquello le produjo una satisfacci�n tan grande, que en el momento en el que seccionaba el pene sinti� un orgasmo como nunca hab�a sentido antes cuando se masturbaba a escondidas en su cuarto. Victoria, recogi� su mochila, el dinero que su padre hab�a escondido en casa y sali� de all�, consciente de que a partir de ese momento se convertir�a en una fugitiva, pero lo que ella sabia era que no solo iba a ser una fugitiva, si no que iba a convertirse en el terror de cualquier hombre que se cruzara en su camino, no iba a permitir que ning�n hombre volviese a serlo, tenia claro su objetivo, destruir a cuantos m�s mejor, y los que conservase, ser�a �nicamente para utilizarlos como objetos sexuales que luego destruir�a. Fin de la primera parte.